REVISTILLA SANROQUEÑA

viernes, 27 de abril de 2012


Er elefante grande: ¡¡¡"QUE VIENE, QUE VIENE"!!!
er chico: ¿QUIEN?
Er otro:... ¡¡¡"JUANCA... JUANCA"!!!
Er chico: ¿QUIEN ES ESE? …
Er grande: ...agh, agh, agh, EL QUE MATÓ A TU PRIMO.

Juan José Gómez, el inventor del Turbidog, enseña el aparato a las autoridades municipales, ayer.



EL INVENTÓ: Qué, ¿lo chupaba... o no?
ELLA: “Ahí quea una chispiya, pero golé no güele, Juaosé..., ¿Y si se sale?...”
ER DEL TRAJE ASÚ: “Ten cuidao, Juaosé, no vaya a sarpicá. ¡No vea como sa la tragao, eh!”
ER “NASARENO: “Vaya plasta ca'dejao el perritoo..., ¿cómo se quita er cardo...Juaosé? ¡Eso pué serví pa' hase churros... como lo vea Fernando Parma...!

martes, 3 de abril de 2012

ESOS OTROS CRISTIANOS

Cuenta un buen amigo de la infancia, una historia que ha titulado: "Historia de un hecho no contado", que le sucediera a su madre y a su abuela, dice así:

  • "Me parece interesante referir un acontecimiento que viví y experimenté en mi adolescencia:
  • Un día, jugando alrededor del atrio con mis amigos, se me acercó el cura Bonifacio, coadjutor del párroco Rafael Calderas, y me dijo: Eduardo, me han dicho que tu madre y tu abuela son protestantes; diles que me gustaría hacerles una visita.

  • Para quienes no lo sepan, el término protestante era el más usado por los católicos cuando se referían a los cristianos evangélicos. Esto viene por aquello de Martín Lutero.

  • En aquella época, ser cristiano evangélico resultaba llamativo, como gente rara; eramos considerados como herejes según ellos... Existía un ambiente hostil hacia los evangélicos.

  • Para no (.) extenderme, referiré lo más esencial del diálogo que mantuvieron: A los argumentos del cura Bonifacio, mi madre y mi abuela respondían citando capítulos y versículos pertinentes de la Palabra de Dios, la Biblia. Al final, el cura no pudiendo refutar nada, alegaba con cierta inquietud que ellos obedecían al papa; y mi madre le respondió: "Y nosotras obedecemos a nuestro Padre celestial que está en los cielos" (Hechos 5:29)

  • Ahí terminó esa importante conversación. Por lo que a continuación sigo narrando, puedo decir, que durante ese diálogo, el cura Bonifacio, oyó, vio y experimentó, lo que nunca antes. Poco tiempo después, murió mi abuela materna. Mi padre que aún era inconverso, visitó al párroco Rafael Caldela tratando de evitar un sepelio que no era habitual en aquel tiempo. Como todo aquel que no conoce a Cristo Jesús, y mi padre aún no lo conocía, le preocupaba más la opinión de la gente, que la del Señor. Al no prosperar su petición, se determinó llamar al pastor evangélico Don Benjamín Fernández, de La Línea, quien acompañó el cuerpo de mi abuela hasta el cementerio. Por mi corta edad, me quedé en casa; pero después supe todo lo acontecido.

  • El pastor, en presencia de mucha gente, se limitó a pronunciar palabras sobre la fe de mi abuela, y especialmente de exaltación hacia y referente al Señor Jesucristo. Hubo personas que expresaron palabras de admiración y reconocimiento de la valentía de los que nadaron y nadamos contra corriente; entre ellos el entonces Alcalde de San Roque Pepe Domínguez Álvarez, a quien recuerdo afectuosamente.

  • La influencia predominante de la religión católica romana, no pudo evitar lo que más tarde, hoy, es frecuente.

  • Asistieron al funeral: agentes de la autoridad enviados para que tomaran nota: Una vez finalizada la ceremonia a mi abuela -que desde su conversión había consagrado su vida a Cristo- su cuerpo fue enterrado, no en lo que ellos... llaman camposanto, sino en el lugar humillante que la religión católica tenía destinado para los suicidas y herejes, según ellos. El enterrador cumpliendo órdenes, indicó el lugar apartado... A pesar de la vejatoria ubicación de su sepultura, no pudieron impedir de que ella, en el instante que expiró entrara en el Paraíso eterno en presencia del Señor. "El justo por la fe vivirá" (Ro.1:17) y el apartado, lo hace Cristo de forma infalible (Mateo 25:32; Lucas 13:27)

  • Tampoco pudieron impedir en aquellos días las opiniones y las declaraciones de reconocimiento en favor de los cristianos evangélicos-

  • La fe de mi madre y de mi abuela, la fidelidad en la Palabra de Dios, sin importarles la opinión de la ignorancia proveniente de las tinieblas, rompió el molde de normas impías, injustas e irreverentes.

  • Las cosas nos pueden doler; estamos acostumbrados a soportar injusticias, pero como alguien dijo: "La verdadera desgracia consiste en cometerlas"

  • No guardo rencor, porque no es propio de un cristiano; y porque el Espíritu Santo que mora en mi corazón (1 de Corintios 6:19), no tiene cabida para lo que no es de procedencia Divina.

  • Años después, supe que el cura Bonifacio, dejó de ser cura voluntariamente. Se casó y fue a vivir a Algeciras. ¡Es obvio que su vida fue cambiada! La luz que brillaba en mi madre y mi abuela hizo efecto en la vida del cura Bonifacio (Mateo 5:14) Y Bonifacio, además de luz recibió un ejemplo de amor.

  • En el significado más profundo, la libertad es referente a la vida interior. Cambiar de dirección no es un tragedia; opero perder la pasión, sí. La libertad sólo está en Cristo Jesús (Juan 8:32) Y la mente que es el centro de mando de la conducta, funciona en armonía con la verdadera y única libertad que viene de la Verdad: Jesucristo.

  • No podemos cambiar la naturaleza pecaminosa del hombre; pero tenemos el privilegio de ser instrumento de quien puede: Jesucristo." (Eduardo Guerrero.)

En reconocimiento a su honestidad y al cariño que les tuve -en vida- y aun les tengo a sus padres y hermanos, transcribo esta "Historia de un echo no contado", que él hiciera en recuerdo de sus seres más queridos: Su Madre y su Abuela, coincidiendo con este momento de "Dolor": el ocurrido en otro tiempo, pero que igualmente hicieran también por intransigencia, la del gobernador romano de la provincia de Judea (Poncio Pilatos), que según el Nuevo Testamento, fue por presiones de parte de los líderes judíos, que se encontraban escandalizados por "la aseveración de ser el Mesías". El cargo fue declararse “Rey de los judíos”, es decir, traición a Roma y sedición por aquellos religiosos y políticos de la Jerusalén de aquellos tiempos), en la que tan injustamente le dieron muerte, documentada por varias fuentes, como en el caso de Flavio Josefo, donde sostiene que en la Gran Revuelta Judía (70 DC) “los soldados enfurecidos, clavaban a los que eran capturados, unos tras otros a las cruces” [también se evidencian "clavos" en el evangelio de Juan (Juan 20:25)]. Algunos objetos, como los clavos, que se utilizaban en las ejecuciones eran vistos como amuletos.), al que tan fiel y respetuosamente venera de su verdad cristiana.



HASTA LA PRÓXIMA.
ErGatoAndalú
Fernando Domingo.